Pit Bull abandonado y atado
Cada día me sorprende más la irresponsabilidad de la gente, su falta de humanidad y de empatiá. Hay que ser muy desalmado para dejar a un Pit Bull abandonado y atado a un pino.
Ayer al mediodía unos trabajadores forestales dan el aviso al refugio Amics dels Animals d´Esporles de que hay un perro que está ladrando a unos 100m aproximadamente del Camí des Correu. Olga, la directora del refugio se acercó hasta la zona para ver de qué se trataba.
Cuando llegó tardó un rato en encontrar al perro porque si seguías por el camino el perro no ladraba y no se le podía localizar. Al cabo de un rato de dar vueltas y de moverse por la zona termino oyendo ladrar a un perro y se acercó hacia allí.
Resulta que el perro en cuestión era un perro de la raza Pit Bull que estaba entre la maleza (bastante escondido) el cual cuando te empezabas a acercar a unos 80m se ponía a ladrar.
El problema era que cuando se le acercaban a una distancia más corta el perro cambiaba su ladrido a uno bastante preocupante, al igual que se ponía en una postura defensiva.
En ese momento no sabía si realmente el perro se había quedado enganchado con la correa o simplemente alguien lo había dejado allí atado. Viendo que en ese momento una persona sola no podía hacer gran cosa por lo peligroso de la situación, Olga bajo al pueblo a por ayuda, comida, correas y de paso tener algo de tiempo para difundir al perro por si su dueño o alguien lo conocían.
Nosotros vimos el post en la red social por casualidad y enseguida contactamos con el refugio para ir a buscarlo. Conocemos a Olga desde hace muchos años y sabíamos que si no lo había podido coger seria porque realmente la situación era muy peligrosa. Una de nuestras perras está en celo y eso es algo que algunas veces ayuda mucho con según que caracteres de perros.
Al llegar nosotros, nos dimos cuenta de que el perro estaba literalmente atado con un collar de ahogo y con una empuñadura con muelle a un árbol. Su capacidad de movimiento estaba completamente reducida, dudo realmente que pudiera tumbarse.
Sus opciones eran seguir de pie o sentado. Había dos deposiciones, cosa que podía indicar que ese perro llevaba un tiempo allí atado, y al momento decidimos jugar la carta del agua porque posiblemente estaría algo deshidratado. Eso creo que fue el punto de inflexión para que ese ladrido y esas miradas de reojo que ponían la piel de gallina se transformaran en demanda y ganas de estar con nosotros.
Estuvimos un rato estudiando la situación, ya que era complicado meter la mano por allí para enganchar al perro y después liberarlo con seguridad. Mientras le fuimos dando de comer y más agua al pobre animal. Antes de ser liberado se bebió en 4 veces unos 2 litros y medio de agua.
Al final conseguimos liberarlo y lo pudimos cargar en la furgoneta para poder llevar al refugio. Allí pasamos lector de chip, aunque estábamos seguros de que no llevaría y así fue. Un Pit Bull abandonado y atado rara vez lleva chip.
Siguió bebiendo mucho, le dimos de comer y mientras habilitábamos una jaula que lo pudiera contener con seguridad (tiene unas capacidades físicas importantes y salta muy arriba) lo entramos en la jaula de paseo para que oliera y se pudiera relajar un poquito. Jugamos con diferentes objetos para ver qué tal se le daba y para empezar a crear un pequeño vinculo que estos días seguiremos aumentando y nos permitirá trabajar con él. Todo un diamante en bruto que hay que pulir un poco, pero para mí es un perro que, aunque faltan muchos aspectos por ver y analizar, es un perro con muchas posibilidades.